domingo, 25 de mayo de 2014

PERSUASIÓN: JANE AUSTEN



La última novela de la inglesa Jane Austen, completada justo meses antes de su muerte y publicada póstumamente ese mismo año. En ella Austen nos presenta la historia de Anne Elliot y su reencuentro con un viejo amor, Frederick Wentworth, años después de un compromiso terminado por el miedo y la presión familiar. La escritora explora los temas del rol de la mujer en la sociedad inglesa de principios del siglo XIX, la persuasión y la presión social, sin perder su característico estilo mordaz e irónico.




A veces, como a todo el mundo, supongo, tengo rachas de sequías lectoras en las que paso algún tiempo sin tomar un libro nuevo, sequías que a lo mucho duran unos cuantos días, pero igual, cuando a una le gusta tanto leer, te parece que en verdad han pasado meses. Entonces, a fin de retomar el ritmo y despertar el entusiasmo adormilado, vuelvo a lo básico, mis autores y libros favoritos, aquellos con los que sé que lo voy a pasar fenomenal. Jane Austen es, sin duda, una de mis escritoras favoritas, y no hay una sola de sus obras que no pueda leer una y otra vez. Hace unos días me compré una preciosa edición de Emma para la colección, pero como los deseos son caprichosos, en lugar de perderme en su lectura decidí darle una nueva mirada a Persuasión, una historia maravillosa con la que no hay pierde.

Muchas veces se tiende a suponer que las novelas de Austen son historias plagadas de romance que dejan de lado otros aspectos igual de importantes en la vida, pero no estoy del todo de acuerdo con esa apreciación; después de todo, si por algo se caracterizó esta autora fue por saber plasmar la compleja época en la que vivió con abierta sinceridad y una ironía a prueba de balas, lo que visto al pasar de los años resulta aún más impresionante que entonces. 



Persuasión es una obra que encuentro particularmente interesante porque siento que en ella podemos disfrutar de la pluma de una Austen madura y emocionalmente preparada para entretejer la complicada visión de personajes que han pasado por mucho, han cometido errores, y se encuentran en la situación de reconocerlos, enmendarlos, o permitir que sus rencores los lleven por el camino del dolor. Desde luego, no peco de indiscreta al revelar que sus protagonistas optan por lo primero, ya que como ella misma aseguró con aplastante sinceridad: "Mis personajes tendrán, luego de algunas tribulaciones, todo lo que desean...". 

Cuando Anne Elliot toma la decisión de rechazar a Frederick Wentworth llevada por el consejo de ciertas personas, temerosa de un futuro incierto, decide también, sin saberlo, condenarse a muchos años de amargura y remordimiento. Creo que Anne es uno de los personajes de Austen más complejos, porque resulta imposible criticar sus actos con seguridad; no hay malicia o conveniencia en ella, solo temor ante lo desconocido, así como una inclinación al sacrificio que la convierte en una persona admirable. Como todo personaje, o al menos los que son dignos de alabar, ella crece, y es así como Austen la presenta, como una mujer madura que tiene una segunda oportunidad en la vida y debe decidir si está preparada para tomarla.



El Capitán Wentworth, por otra parte, es también un protagonista para quitarse el sombrero, ya que si bien la historia está narrada en gran parte desde el punto de vista de Anne, está escrita en tercera persona, de modo que llegamos a conocer algunos de sus actos y pensamientos. Es un hombre que enmascara el dolor tras un falso resentimiento, pero de corazón tan noble que solo puedes rogar que abra los ojos, compruebe sus sentimientos y se decida a dar ese paso que lo llevará a la felicidad.

La novela cuenta con una serie de personajes, tanto dignos de admiración como otros que provocan un profundo rechazo, y esto es obra del talento de Austen para perfilar personajes creíbles que llegan al lector. Recuerdo haber leído unas palabras de Edith Wharton en su ensayo Construir una novela, en que intenta hacer una sencilla categorización de los tipos de novela y entre ellas se encuentra la novela de personajes. En esta categoría ubica la obra de Austen, de quien dice: "Jane Austen ofreció la norma. Casi se podría decir de sus relatos que el lector olvida a veces lo que sucede a sus personajes en el recuerdo fascinante e inquietante de sus manías y rarezas, de su pequeña ronda diaria de preocupaciones y placeres. Son retratos "que hablan", que le siguen a uno con sus ojos de ese modo extrañamente realista en que lo hacen los buenos retratos..."

Al ser esta la última obra terminada por Jane, resulta imprescindible para apreciar su crecimiento como autora, algo que me emociona de forma particular y me entristece al pensar en las grandes historias que nunca conoceremos por haberla perdido demasiado pronto. Aún así, pese a ello, fue una novelista privilegiada que en su corta vida nos legó obras fantásticas que han trascendido el tiempo, las costumbres, y continúan tan vigentes como en su momento.



“No puedo soportar más en silencio. Debo hablar con usted por cualquier medio a mi alcance. Me desgarra usted el alma. Estoy entre la agonía y la esperanza. No me diga que es demasiado tarde, que tan preciosos sentimientos han desaparecido para siempre. Me ofrezco a usted nuevamente con un corazón que es aún más suyo que cuando casi lo destrozó hace ocho años y medio. No se atreva a decir que el hombre olvida más prontamente que la mujer, que su amor muere antes. No he amado a nadie más que a usted. Puedo haber sido injusto, débil y rencoroso, pero jamás inconsciente. Sólo por usted he venido a Bath; sólo por usted pienso y proyecto. ¿No se ha dado cuenta? ¿No ha interpretado mis deseos? No hubiera esperado estos diez días de haber podido leer sus sentimientos como debe usted haber leído los míos. Apenas puedo escribir. A cada instante escucho algo que me domina. Baja usted la voz, pero puedo percibir los tonos de esa voz cuando se pierde entre otras. ¡Buenísima, excelente criatura! No nos hace usted en verdad justicia. Crea que también hay verdadero afecto y constancia entre los hombres. Crea usted que estas dos cosas tienen todo el fervor de F. W."

“Debo irme, es verdad. Pero volveré o me reuniré con su grupo en cuanto pueda. Una palabra, una mirada me bastarán para comprender si debo ir a casa de su padre esta noche o nunca”.

domingo, 18 de mayo de 2014

LAZOS DE NIEBLA: LURY MARGUD



La acción de esta novela transcurre en 1808, cuya saga empezó en el año 1804 con Redhouse; desde entonces muchas cosas han pasado en Europa y en la familia Horton. En esta entrega, Lady Evelyn Horton, hija del duque de Gloucester, interceptará el correo entre su cuñada Lady Amanda y su prima Lady Rose, cartas donde la esposa del más que conocido libertino Lord Charles Horton, le cuenta a su prima sus secretos de alcoba.

Lady Evelyn conocerá entonces al hermano de su prima Lady Rose, el Sr. Virgil Redclive, y decidirá poner en practica el contenido de las cartas con él, aunque él no se mostrará muy colaborador... al principio. Por supuesto, siguen las tramas de espionaje, e intrigas familiares como pinceladas de color en esta historia.



Me gusta la novela romántica tanto como la histórica, de modo que cuando encuentro un título que tiene mucho de uno y ciertos tintes del otro, no puedo menos que sentirme muy interesada y, por suerte, con frecuencia me encuentro con muy buenos libros que pasan a ocupar un lugar dentro de mis buenos recuerdos. Esto me ocurrió con Lazos de niebla, el último título de una saga creada por la autora Lury Margud y que disfruté mucho. Lo primero que se podría pensar al leer la palabra "saga", es que resulta necesario haber leído los anteriores libros para poder apreciar este, pero eso no es del todo cierto. No he leído aún los primeros títulos de la serie, pero eso no me impidió disfrutar de Lazos de niebla, más allá de encontrarme con personajes acerca de los que me gustaría saber un poco más, lo que es fácil de solucionar, ya que solo tengo que ir a buscar los libros anteriores y asunto resuelto, lo que es definitivamente un punto muy positivo a considerar.

La autora tiene un estilo que encontré muy interesante y acertado considerando el género acerca del cual escribe; se ubica de forma precisa en la época e hila la  narración de modo que si bien nos encontramos muy interesados en la historia romántica que se desarrolla según avanzamos en la lectura, no por ello olvidamos el entorno y los muchos acontecimientos históricos que no solo son mencionados, sino que de una forma u otra, influyen en la vida de los personajes. He leído acerca de hechos que no conocía o acerca de los que sabía poco, lo que me ha llevado a investigar en el tema y como amante de historia lo agradezco de todo corazón.


El ritmo ágil de la narración, los conflictos que se desarrollan, así como el omnipresente sentido del humor de la autora, dotan de un encanto muy particular a la historia. Es fácil simpatizar con los personajes, no solo los protagonistas, sino también los secundarios, y los sorpresivos giros en los acontecimientos mantienen al lector muy al pendiente de lo que ocurrirá a continuación. Además, puedo compartir que el final mantiene en suspenso, de modo que no se puede parar hasta saber en qué termina y eso es fantástico. 

En definitiva, Lazos de niebla es una novela muy romántica, divertida y tan envolvente que se lee en un suspiro. Muy recomendable para los amantes del romance y la historia que quieran hacer un viaje al pasado para adentrarse en los conflictos de otra época y conocer una hermosa historia de amor. 


domingo, 11 de mayo de 2014

EL CUENTO DE NAVIDAD DE AUGGIE WREN: PAUL AUSTER



Un día, Paul Auster recibe el encargo del New York Times de escribir un cuento navideño. Abrumado por la tarea («¿Qué sabía yo acerca de la Navidad?», se pregunta), decide que la narración que escriba huirá de la común sensiblería que impregna esa época hibernal. En busca de inspiración, sale a pasear y acude al estanco de Brooklyn regentado por su amigo Auggie Wren, un peculiar fotógrafo que retrata, diariamente, la misma esquina del barrio y el paso del tiempo. Será él quien ofrezca al autor esta peculiar historia, que comienza con el hallazgo casual de una cartera perdida, y que fue la semilla del guión de la película Smoke.



Hace un tiempo que leo reseñas maravillosas para los libros de Paul Auster, pero no me animé a ponerme con algunos de sus libros hasta hace pocos meses y quería compartir con ustedes el primero de ellos que leí, uno cortito y maravilloso que me enamoró por completo. Es fantástico cuando te decides a empezar con un autor en el que tienes puestas muchas expectativas y no solo no te defrauda sino que las supera con creces.

Algo que me fascina de la prosa de Auster es que tiene una forma muy sencilla y al mismo tiempo profunda de llegar al lector. Este cuento de Navidad es una muestra magnífica de ello, porque con una facilidad increíble nos vemos de pronto envueltos en una historia conmovedora y en cierta medida mágica, porque hay magia en la vida diaria, eso es algo muy importante a tener en cuenta, y Auster sabe plasmarlo en las palabras. 

Cuando Auster acepta escribir un cuento navideño por encargo, se ve en un serio problema; escribir de un tema como este no siempre resulta sencillo, y aún menos si es por obligación, así que da vueltas a la idea, un poco agobiado, y en su necesidad de relajarse un poco, da de pronto con la solución a su problema, porque decide ir al estanco de un viejo conocido; Auggie Wren.

Entre charlas, Auggie le muestra el proyecto en el que lleva trabajando ya doce años y que le toma unos cuantos minutos cada día; cada mañana toma una fotografía de la misma intersección de dos calles, y tiene ya miles de fotografías, por supuesto. En un primer momento, Auster no comprende bien qué tiene de particular este proyecto, pero ante la insistencia de Auggie, ve con atención, y es entonces cuando comprende cuál es el fin de su amigo; el fotógrafo constante ha logrado capturar el paso del tiempo, y la sola idea es fascinante.

Y luego, tras conocer el problema que agobia a su amigo escritor, Auggie decide contarle una historia, una de la que él es protagonista y que narra el origen de su proyecto. Esta historia no la voy a compartir aquí porque me encantaría que se animaran a ir por el libro y lo lean, es cortito, no llega ni a las cincuenta páginas y la edición que muestro al inicio en esta entrada es sencillamente preciosa. Lo que sí les contaré es que la historia en cuestión les dejará, tal y como me pasó a mí, y como le pasó a Auster, preguntándose qué tanto de verdad hay en ella, de tan fantástica que resulta, pero es el mismo autor quien nos aclara el panorama y, una vez más, como en toda su obra, da en el clavo respecto a lo que verdaderamente importa, porque en sus palabras:

“Estuve a punto de preguntarle si me había tomado el pelo, pero enseguida comprendí que nunca me lo diría. Había conseguido que le creyera, y eso era lo único que importaba. Mientras haya una persona que se la crea, no hay ninguna historia que no sea verdadera"