lunes, 28 de octubre de 2013

CONSEJOS DE ESCRITURA DE STEPHEN KING



Hace unas semanas escribí una entrada en El mundo alrededor, acerca de Mientras escribo, un libro de Stephen King en el que este conocido autor comparte sus experiencias en el proceso de la creación de historias, así como  narra muchos pasajes de su vida. Es un libro maravilloso que recomiendo de todo corazón, no solo para quienes gusten de escribir, sino también para cualquier persona que sienta pasión por las letras. 

Entonces, ahora me gustaría compartir algunas frases de ese libro, algunas que anoté, y anoté muchas, porque son así de buenas, pero en esa entrada se me quedaron en el tintero. Ya que este es un blog en el que comparto cosas referentes a dos de mis más grandes pasiones, lectura y escritura, creo que es el lugar perfecto para subirlas. 

Creo que lo que más admiro de King, independientemente de si me gustan sus obras o no, es lo claro que tiene todo lo relacionado con el oficio de escritor. Es un hombre bastante práctico, sin que por ello se le ocurra quitarle la magia al proceso creativo; pone mucho énfasis en la importancia de la disciplina al escribir, así como también al hecho de que sin trabajo simple y sencillamente no se consigue nada, o mejor dicho, nada que valga la pena o por lo que puedas sentirte en verdad orgulloso. La simplicidad en la escritura, la paciencia, el saber encajar las críticas... en fin, un racimo de maravillosas ideas que estoy segura disfrutarán leer tanto como yo; de modo que aquí las dejo.



“Si quieres escribir bien debes trabajar como una mula. Si no, confórmate con tu mediocridad y da las gracias por tenerla a mano."

“Existe un muso (las musas generalmente son mujeres, el mío es varón), pero no esperes que baje revoloteando y esparza polvos mágicos creativos sobre tu máquina de escribir o computadora."

“El muso es un habitante del sótano y tendrás que bajar a su nivel. Digamos que te toca a ti sudar la gota gorda mientras el muso se queda sentado, fuma y finge ignorarte. ¿Te parece justo? A mí, sí”.

No, ningún duendecillo hará el trabajo duro mientras duermes.

“Escribir no es cuestión de ganar dinero, hacerse famoso, enamorar mucho o hacer amistades. Es enriquecer las vidas de las personas que te leen y al mismo tiempo enriquecer la tuya. Es levantarse, recuperarse y superarse".

“La mejor manera de aprender a escribir es leyendo y escribiendo mucho, equivocándose mucho, tirando muchos papeles al tacho de basura. Y las clases más valiosas son las que se da uno mismo, en el estudio, a puerta cerrada”.

“No caigas en la trampa de creer que las palabras son simples palabras que suenan bonito".



“La unidad básica de la escritura es el párrafo, no la frase".

“El secreto es practicar mucho".

"El lenguaje no está obligado a llevar permanentemente corbata ni zapatos de cordones. El objetivo de la narrativa no es la corrección gramatical, sino poner cómodo al lector, contar una historia... y, dentro de lo posible, hacerlo olvidar que está leyendo una historia."



“Si no tienes tiempo para leer, seguramente no tendrás las herramientas necesarias para escribir”.

"Si quieres ser escritor, lo primero es hacer dos cosas: leer mucho y escribir mucho. No conozco ninguna manera de saltárselas. No he visto ningún atajo."

"No hay ningún Depósito de Ideas, Central de Relatos o Isla de los Best-sellers Enterrados. Parece que las buenas ideas narrativas surgen de la nada, planeando hasta aterrizar en la cabeza del escritor: de repente se juntan dos ideas que no habían tenido ningún contacto y procrean algo nuevo. El trabajo del narrador no es encontrarlas, sino reconocerlas cuando aparecen."


lunes, 21 de octubre de 2013

LA CABAÑA DEL TÍO TOM, HARRIET BEECHER STOWE



En el estado norteño de Kentucky, el rico terrateniente Shelby, para poder pagar fuertes deudas contraídas, se ve en la dolorosa necesidad de vender y separar de su familia al más fiel de sus esclavos, el viejo tío Tom, y a Henry, un pequeño de 4 años de edad.

La madre del pequeño, Eliza, escucha la conversación y teme la separación de su niño, por lo que recurre a la señora Shelby, quien consigue hacer disipar sus temores al decirle que su marido no sería capaz de algo semejante. No obstante, no es consciente de la mala situación en que se encuentran y éste, por la noche, le confirma que es su única opción y que ya ha firmado los papeles que el mercader de esclavos llamado Haley le ha ofrecido. Eliza, que aún temía que esa conversación se pudiese dar, se escondió en el armario y lo escuchó todo. En cuanto puede se dirige a su habitación, escribe una nota, prepara una pequeña bolsa y huye con su pequeño Henry.

Antes de marcharse, Eliza pasa por la cabaña donde vive Tom y su familia para advertirles, para pedirle que huya con ella, pero la fidelidad de éste a los Shelby y las consecuencias que tendría que los dos se fuesen, tanto para amos como para esclavos, se lo impide. Así se separan sus caminos para empezar a partir de esa noche nuevas vidas llenas de incertidumbre.




La cabaña del tío Tom es un título muy conocido, pero no me había animado a ponerme con él porque sabía que trata un tema muy sensible y pensé que podría ser duro de leer. Bueno, lo compré hace unas semanas y ahora, tras haberlo terminado, puedo asegurar que fue aún más difícil de lo que pensé. No he leído tanto como me gustaría, pero sé que no ha sido poco, y jamás en toda mi vida me había resultado tan complicado avanzar con un libro por razones que no están relacionadas con el hecho de que me guste o no. El problema aquí fue que debía cerrar el libro cada tantas páginas porque no había cómo avanzar sin que una indignación tremenda me nublara la vista; de modo que mejor dejarlo y retomarlo cada tanto. 

He pensado mucho acerca de por qué este libro me ha afectado tanto y he llegado a la conclusión de que son sus puntos fuertes precisamente los que despiertan las emociones más apasionadas en el lector. El libro está narrado de forma coloquial, el lenguaje es muy sencillo, las escenas son cortas y todo transcurre con un aire de normalidad, como si la autora solo compartiera un hecho común sucedido en algún momento a personas también comunes. De eso se trata.



No creo que haya un ser humano decente en el mundo que pueda leer esta historia y no sentirse indignado de que algo de lo que pasa allí sea considerado normal, y el que sepamos que así fue solo nos hace sentir peor. Harriet Beecher Stowe, la autora, fue una abolicionista que se vio impulsada a escribir esta historia por un hecho específico: el horror frente a la esclavitud. Cuando se promulgó una ley que sancionaba a todos aquellos en contra de la esclavitud y que ayudaran a esclavos que escapaban de sus amos (detesto esa palabra en prácticamente cualquier contexto), se lanzó a publicar esta historia por entregas en un periódico abolicionista de la época. Luego, cuando todo su trabajo fue recopilado se convirtió, más que en una novela, en un documento histórico que retrata de forma clara, sencilla y sin adornos todos los abusos a los que se sometió  a tantas personas en su país. 

He leído, y no sé si será del todo cierto, que cuando Abraham Lincoln conoció a Beecher, la llamó "la pequeña mujer que escribió el libro que inició esta gran guerra" (la Guerra de Secesión). No me extrañaría que fuera verdad, ya que la influencia de su obra marcó el destino de Estados Unidos y estoy segura de que impactó en hombres como Lincoln de la misma forma en que más de cien años después continúa haciéndolo. 

Creo que la calidad literaria de la novela no es tan importante como el mensaje que transmite y los testimonios por medio de historias que comparte, y aún cuando sea duro leerlo (doy fe de ello), es importante darle una oportunidad porque, lamentablemente, aunque la esclavitud nos suene a una palabra lejana, solo basta buscar un poco en las  noticias para saber que no ha sido del todo erradicada. Tal vez la difusión de libros como este nos permitan que la indignación por hechos tan terribles se riegue por el mundo, como tanta falta hace.


domingo, 13 de octubre de 2013

RETRATO DE UN MATRIMONIO: NIGEL NICOLSON



El matrimonio en cuestión es el que formaron los escritores ingleses Vita Sackville-West y Harold Nicolson. Fue un matrimonio excéntrico, anti convencional, escandaloso para la época. Vita era una aristócrata, íntima amiga de Virginia Woolf –quien se basó en ella para crear al personaje protagonista de Orlando–, novelista y apasionada de la jardinería. Con su marido, restauraron y transformaron los jardines de la mansión Sissinghurst Castle, en el condado de Kent, hoy propiedad del National Trust. Aunque fue siempre un matrimonio bien avenido y tuvieron dos hijos, Nigel y Benedict, ambos eran bisexuales y tuvieron una vida sentimental paralela y tumultuosa. Este libro recoge, por una parte, una autobiografía que Vita dejó inconclusa a su muerte, en 1962, y que se escribió en un momento de crisis matrimonial, cuando la escritora vivía una intensa relación con Violet Treyfusis. Por otra, incluye el relato de Nigel Nicolson, el hijo mayor de la pareja, sobre la relación y los avatares de sus padres.


Retrato de un matrimonio es la historia de una pareja, pero a través de sus ojos se perfilan los hombres y mujeres que formaban parte del grupo de Bloomsbury y descubrimos así el lado más insólito de la Inglaterra de principios del siglo XX.

Mi historia con este libro es un poco extraña, como son las mejores, creo. Lo encontré por casualidad, de segunda mano, sin cubierta y, por ende, sin sinopsis; el título se me hizo extraño, estuve a punto de dejarlo pasar, pero me ganó la curiosidad, le di una ojeada y descubrí encantada que tenía algunas fotografías que me parecieron hermosas. Hasta allí, estaba convencida de que eran motivo suficiente para comprarlo, pero entonces vi una fotografía en particular, la de Virginia Woolf y tuve que hacerme con él, todo lo relacionado con esta autora me llama muchísimo la atención.



Luego, al ponerme con él descubrí que la historia que encierra es muy interesante, porque como ven en la sinopsis, el tema que trata es curioso y bastante complejo. Debe de ser muy difícil escribir acerca de tus padres y ser imparcial, o tanto como es posible, pero siento que Nigel Nicolson lo hizo de forma fantástica; por cierto que él fue precisamente autor de una biografía de Virginia Woolf. 

El libro está estructurado de forma que contamos con un prólogo y luego se intercala la narración de la propia Vita Sackville-West, en forma de una autobiografía no terminada, con las acotaciones de su hijo Nigel. Él cuenta en un inicio que cuando su madre murió encontró esas anotaciones en su estudio y pensó mucho acerca de qué hacer con ellas, pero decidió esperar a que su padre y otra importante protagonista de la historia, Violet Trefusis, fallecieran, para compartirla con el mundo. 

Vita decidió empezar a escribir acerca de su vida cuando se encontraba en el periodo más importante de su vida; contaba con veintiocho años, estaba casada y tenía ya dos hijos. En esa época se vio en una encrucijada; quedarse con su familia, o fugarse con su amante, Violet Trefusis, que estaba también casada por esa época. De modo que esta situación fue una suerte de disparador para que se volcara a escribir sus memorias, desde su infancia. Así podemos conocer desde el fondo cómo era la vida en su época, la mentalidad de las familias aristocráticas y el desarrollo de una mente tan rica como la suya (Vita fue una escritora y  reconocida amante de la jardinería). Conocemos acerca de sus romances, en particular el que sostuvo con Violet y con el que llegaría a ser su esposo, Harold, un personaje muy interesante y que, lo mismo que su esposa, ocupó un puesto importante en su tiempo. 



Harold y Vita eran bisexuales, tuvieron una serie de relaciones con hombres y mujeres a lo largo de sus vidas, tanto estando solteros como casados, por lo que insisto en que esta es una historia muy compleja. Lo usual que se podría pensar es que era todo muy retorcido, quizá, al menos yo lo pensé, pero según leía no pude menos que entenderlos, o al menos comprender el por qué de sus actos, y creo que en eso radica la buena pluma de Nigel Nicolson. Él no juzga el extraño matrimonio de sus padres, no los excusa, y mucho menos usa este libro para exorcisar demonios, como se le acusó en algún momento; él simplemente nos presenta una historia apasionante y nos lleva de la mano para conocer a un matrimonio fuera de lo común, que se mantuvo sólido durante cincuenta años y que marcó historia.

Obviamente, es un libro más que recomendado, imperdible. 

Comparto una frase del libro que adoré, porque menciona a Virginia Woolf, amiga de la familia, que por cierto dedicó Orlando a Vita; creo que Nigel Nicolson ha resumido en pocas palabras la mujer que fue:



«Virginia Woolf es el ser humano más admirable que he tenido la oportunidad de conocer»




lunes, 7 de octubre de 2013

¿POR QUÉ LEEMOS?



Esta es una excelente lista que encontré en la red acerca de por qué leemos, qué es aquello que nos lleva a tomar un libro entre las manos y sumergirnos en las palabras. Si me preguntaran por qué leo, diría que lo hago por simple y sencillo placer y, en estos tiempos, el poder disfrutar de un buen libro es eso, un placer inmenso que me siento muy afortunada de poder disfrutar. Aún así, es maravilloso saber que este placer me trae también muchos beneficios que a veces doy por hechos; digamos que vienen en el paquete, pero es bueno pensar en ellos de vez en cuando, para apreciarlos un poco más.

Aquí la lista: 

Para vivir más
Para detener el tiempo
Para saber que estamos vivos
Para saber que no estamos solos
Para saber




Para aprender
Para aprender a pensar
Para descubrir el mundo
Para conocer otros mundos




Para conocer a los otros
Para conocernos a nosotros mismos
Para compartir un legado común
Para crear un mundo propio




Para reír
Para llorar
Para consolarnos
Para desterrar la melancolía




Para ser lo que no somos
Para no ser lo que somos
Para dudar
Para negar
Para afirmar




Para huir del ruido
Para combatir la fealdad
Para refugiarnos
Para evadirnos
Para imaginar
Para explorar



Para jugar
Para pasarlo bien
Para soñar
Para crecer



¿Algún punto con el que se encuentren particularmente identificados? Yo no puedo decidirme.